El riesgo del consumo abusivo de psicofármacos
Actualmente mueren más personas por el abuso de psicofármacos prescritos que por el uso de
substancias ilegales.
La muerte por sobredosis de fármacos psiquiátricos se ha casi cuadriplicado entre el 1999 y el 2013 superando la muerte por sobredosis de heroína casi en el 50%. Desde el año 2000 se ha disparado el consumo de psicofármacos siendo los más prescritos los sedantes, los antidepresivos y los psicoestimulantes.
“La felicidad a toda costa”
Se prescriben ansiolíticos y antidepresivos de manera preventiva con el fin de evitar a toda costa el sufrimiento psicológico. Esto se
convierte en un problema, ya que se está interviniendo sin necesidad en procesos por los que hace falta pasar.
Se trata de situaciones que tenemos que afrontar en algún momento de la vida y que no podemos evitar, por ejemplo el sufrimiento que genera una pérdida.
Medicar un luto, un síndrome premenstrual, un trastorno opositor en un adolescente o en un niño de tres años, por poner tres ejemplos cotidianos, responde más a una necesidad de la industria farmacéutica que a una gestión sana de un proceso vital. Estamos ante la medicalización de la normalidad.
El vestido nuevo del emperador: Cuando el psicofármaco es un placebo.
El DSM (manual de diagnóstico de trastornos psicológicos) que lleva ya cinco revisiones, ha creado nuevas patologías a través de las etiquetas diagnósticas.
La generación de nuevos trastornos florece a medida que la industria farmacéutica abona el terreno cambiando el lenguaje.
La impotencia se llama ahora disfunción eréctil y Pfizer se forra
con la Viagra. La pastillita azul se convierte en la primera solución intentada
en el tratamiento de problemas de erección.
Actualmente sabemos que tan solo el 30% de éstos son de causa orgánica, el resto son de origen psicológico y se solucionan en tiempo breve y de manera permanente con psicoterapia.
“Similia similibus curantur”
Cuando se atiende al problema desde el mismo nivel desde el cual se ha generado y se mantiene, ya sea porque el origen de la dificultad sea orgánico o de relación con uno mismo o con su entorno, o con el mundo; éste tiene mayor posibilidad de ser resuelto.Con terapia estratégica generamos cambios más profundos y duraderos que con psicofármacos.
Con la psicoterapia, se puede guiar a la persona que está sufriendo a vivir una experiencia que genera cambios en sensaciones respecto a la causa del sufrimiento que le lleva a consulta. A través de la experiencia, hacemos descubrir, esto produce un cambio de perspectiva que ayuda a sentir de otra manera y así, se comprende y se genera un nuevo escenario, una nueva realidad para el individuo y por lo tanto otro patrón de interacción más sano y funcional.
Como se ha demostrado con neuroimagen, el celebro se reorganiza plásticamente en el transcurso del tratamiento terapéutico.
La neuroplasticidad modifica la estructura del cerebro según la experiencia vivida mientras que el psicofármaco actúa de manera puntual mientras se administra y deja de funcionar cuando deja de tomarse generando a lo sumo efectos colaterales.
La recuperación siempre requiere de cambios a nivel experiencial, que genera nuevas conexiones neurales y nuevas estructuras.
Adicción a los ansiolíticos
El fármaco como muleta
En el caso de los ataques de pánico, el uso reiterado de psicofármacos ayuda a gestionar las reacciones biológicas relacionadas con la ansiedad ( aumento del latido cardíaco, sudoración, temblores…).
De manera inmediata hace que tengamos una falsa sensación de control sobre la sintomatología, pero lejos de asegurarnos una recuperación del trastorno, ésta sensación hace que nos sintamos cada vez menos competentes ante éste, confirmando a nuestro cuerpo la incapacidad de gestión de la ansiedad.
El uso estratégico y ético de los psicofármacos.
El tratamiento de los problemas humanos, teniendo en cuenta únicamente el componente orgánico simplifica y deshumaniza a la persona que lo sufre. A su vez, la medicalización del sufrimiento psicológico sin un compañamiento con la palabra, dificulta el proceso de cambio.
La “normalidad” en un contexto social, cultural y personal incierto y cambiante se convierte en un concepto subjetivo en la construcción de la realidad de cada persona, es por esto que reducir la cura a la administración de un comprimido, es del todo reduccionista y ineficaz.
¿Cómo te puedo ayudar?
Algunas veces, por mucho que intentamos tratar de solucionar nuestro problema lo complicamos todavía más, es entonces cuando es conveniente pedir ayuda profesional.
Acerca de mi
Soy Maribel de Maya, Psicóloga Clínica y mi vocación es ayudar y acompañar a personas, organizaciones o grupos a generar o recuperar y mantener el bienestar con el modelo de la Terapia Breve Estratégica.
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